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Autoevaluación de cuatro pasos: ¿Está consintiendo demasiado a su hijo?

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¿Alguna vez has pensado dónde está el límite entre amar y malcriar a tu hijo? ¿Crees que a veces mimas demasiado a tus pequeños?


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Lo principal es satisfacer la necesidad de amor de tu hijo. Hoy te invitamos a realizar una autoevaluación que te ayude a comprender mejor tu relación con él o ella.


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1. La motivación de los niños malcriados


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Los padres naturalmente aman a sus hijos y no quieren verlos infelices. Sin embargo, hay casos en que a veces los niños entienden esto y pueden hacer rabietas para conseguir lo que quieren. Es muy natural que los padres quieran ceder para que su hijo pueda volver a sonreír.


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¿Alguna vez has pensado en las razones detrás de este fenómeno?


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A veces esto puede deberse al hecho de que los padres sienten que no han recibido suficiente amor ellos mismos y ceder a todas las demandas de sus hijos es una forma inconsciente de compensar su falta de amor.


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Si piensas que este es el caso, piensa en tu propia infancia. ¿Ves a un niño al que le dijeron “ya eres grande, ¡deja de llorar!”? »


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La verdadera solución en estos casos no es ceder ante los hijos, sino ayudar al propio niño interior a superar su pasado con dulzura y autoestima.


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Quizás pienses que estás poniendo a tus hijos en primer lugar, pero este método es sólo un agujero negro sin fin que nunca satisfará tus emociones internas.


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2. Las muchas maneras de malcriar a los niños


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(1) Padres demasiado amables


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Una noche, mientras estaba en un restaurante con una amiga, su hijo de 4 años de repente cogió un coche de juguete y empezó a jugar en la mesa. Llevado por su entusiasmo, comienza a gritar y se dispone a subir a la mesa. Mi amiga amablemente le dijo a su hijo: "Por favor, deja de jugar y come". El niño no escucha en absoluto y continúa jugando con su coche. La reacción de mi amiga es ceder. Me dice: "Dios mío, los niños son difíciles de manejar", y me cuenta que su relación con su hijo es muy buena, que no quiere ser demasiado estricta, porque los niños necesitan amor y libertad.


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Algunos padres tienen miedo de que a sus hijos no les gusten y quieran ser amigos suyos. Si observamos la vida cotidiana de estos padres, son personas que generalmente evitan los conflictos, no sólo con sus hijos, sino también con su familia, compañeros y amigos. Diariamente, estas personas optan por no decir nada incluso si sienten que algo anda mal. Porque tendrán miedo de dañar su relación con los demás.


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(2) Padres culpables


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Tengo otra amiga que volvió a trabajar después de su baja por maternidad y me dijo que se sentía culpable porque su bebé, que siempre lloraba justo antes de que ella saliera a trabajar todos los días, después de seis meses, todavía llora todos los días. La situación está empeorando, le resulta cada vez más difícil establecer reglas para las comidas, la televisión y otras cosas cotidianas. Tan pronto como su bebé comienza a llorar, ella se siente culpable y piensa que debe hacer todo lo posible para consolarlo.


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Los padres culpables siempre sienten que tienen que complacer a sus hijos. La esencia de este deterioro es la proyección de una autoestima de los padres que no puede ser satisfecha.


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(3) Padres indefensos


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El hijo de una amiga tiene 16 meses y ella no puede controlarlo. Tomemos como ejemplo la hora de la comida: le pide a su madre que le traiga diferentes juguetes durante la comida y, si su madre se niega, inmediatamente empieza a llorar. Si a veces le da juguetes, el niño no siempre lo aprecia y se baja directamente de su silla, y la madre sólo puede correr tras él. Finalmente dijo: "¡Se lo diré a tu padre cuando regrese!"


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Este tipo de padre puede hacer lo que pueda para complacer al niño, pero nunca intenta establecer principios. Y normalmente pasa esta responsabilidad a otros. De esta manera no tienen que tomar ninguna decisión y pueden decir con razón que este niño es difícil de manejar. Es esencialmente una manifestación de pereza y miedo a la responsabilidad.


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(4) Padre controlado


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Tengo un amigo que tiene un hijo de 10 años. Ella hace cada cosa en su lugar, guarda sus cosas, decide qué ropa usará, etc. Espera que su hijo se sienta bien si hace esto. Entonces, cada vez que el niño obtiene malas notas, se pone particularmente triste. Éste es un control típico en nombre del "amor". Lo que escuchamos a menudo es: "¿Cómo puedes hacer eso? Con todo lo que hago por ti".


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El control emocional es una manifestación de un desequilibrio de la ansiedad interna en los padres. El amor que sienten por sus hijos es en realidad para aliviar su ansiedad interna, y si el comportamiento del niño no puede satisfacer sus necesidades, el padre se quejará.


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3. Solución


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El amor es una habilidad. Es difícil tener esta capacidad hacia los demás si no te amas a ti mismo. Una persona que se ama a sí misma tiene un corazón pleno e independiente. Un gran río nunca se preocupará, un arroyo pequeño corre el riesgo de desbordarse. De esta manera, los padres pueden hacer un balance de su propia situación, aceptar sus arrepentimientos inconclusos y darse cuenta de su independencia. No necesitan completar su propio desarrollo a través de sus hijos, compensar sus arrepentimientos a través de ellos, ni siquiera tratar a sus hijos como parte de sí mismos.


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Para los padres “demasiado buenos”, recordemos que tenemos a nuestra pareja, a nuestros amigos, a nuestra vida y al futuro de nuestros hijos. Tendremos muchos amigos en nuestra vida, pero el niño sólo tendrá una madre y un padre. Es responsabilidad de los padres disciplinarlos y guiarlos bien.


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Para los “padres culpables”, es necesario, en primer lugar, ser auténticos consigo mismos y saber gestionar sus diversos compromisos de vida. Los niños están ahí para enriquecer estos roles, no para reemplazarlos.


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Dejemos que los niños entiendan que no sólo somos sus padres, también tenemos otros roles. También ayudará a los niños a comprender el autoestablecimiento y las diversas relaciones íntimas.


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Los "padres indefensos" deben darse cuenta de que la crianza de los hijos también es una habilidad especial y debe aprenderse. Puedes aprender poco a poco y pedir ayuda, pero no seas negligente.


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No eluda su responsabilidad como padre. El mayor miedo de la crianza de los hijos no es hacer el mal, sino no ser responsable.


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Los "padres controladores" necesitan pensar en su ansiedad, preguntarse por qué ocurre y encontrar la fuente real.


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No hay padres perfectos en el mundo, todos cometemos errores. Lo importante es que en este camino con nuestros hijos, nos conozcamos mejor y nos aceptemos, para poder brindarles un amor más sano.


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